martes, 10 de febrero de 2009

El Lenguaje del cuerpo y la mentira

Hace unos años atrás, empecé a sentir la curiosidad de leer un libro de Allan Pease denominado El Lenguaje del Cuerpo. Me llamó la atención su portada tan colorida y también me intrigaba saber cuál era su contenido. Este año por fin pude leerlo y me he encontrado con algo para mí fascinante, y es, que no fuimos hechos para mentir.

¿Ha visto antes la siguiente imagen?

Existe un lenguaje verbal y uno gestual. Cuando la persona habla utiliza ambos lenguajes. Éstos que se aprecian en la imagen son algunos de los gestos que realiza una persona cuando miente. Antes de seguir, es importante destacar que el autor del libro enfatiza mucho en que los gestos no deben estudiarse por separado, que debe existir una correlación entre el conjunto de los gestos que realiza una persona y lo que dice.

Ahora bien, aclarado este punto, comencemos por decir lo que significa el gesto de taparse la boca. Cuando se dicen mentiras, el cerebro ordena a la mano que tape la boca para evitar la salida de las palabras falsas. Esto varía con la edad, una niña de cinco años tapará inmediatamente la boca con una o ambas manos; el adolescente también la tapará, pero con más delicadeza: los dedos apenas rozan alrededor de la boca; el adulto, con un acto refinado, aparta la mano de la boca y el resultado es un gesto tocándose la nariz. (Cuidado, no quiere decir que el que tiene una alergia se la pasa mintiendo, recuerda todos los gestos van en consonancia con lo que se está diciendo).

Seguidamente, veamos el gesto de taparse los oídos, que en un gesto más sutil pudiera ser frotarse ligeramente la oreja, frotarse detrás del pabellón, el dedo taladro (meterse el dedo en la oreja y moverlo hacia un lado y otro), tirar del lóbulo o doblar el pabellón hacia delante para tapar el conducto auditivo. Este gesto se realiza cuando se quiere bloquear las palabras del que miente. El autor dice: “Es la versión adulta del gesto de los niñitos de taparse los oídos con las dos manos para no oír una reprimenda”.

Finalmente tenemos el gesto de taparse los ojos. Este gesto significa evitar tener que mirar a la cara de la persona a quien se está mintiendo. Dice el autor que “los hombres suelen frotarse los ojos vigorosamente, y si la mentira es muy grande desvían la vista y miran al suelo”, mientras que la mujer es más sutil, y solo toca el ojo muy delicadamente, pero es con el fin de no dañar el maquillaje.

Cada día me asombro más del diseño tan perfecto con que fuimos creados por el Señor, es algo asombroso definitivamente; podemos decir palabras verdaderas o falsas, pero el cuerpo, a través de la comunicación gestual, siempre lo delatará.

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