lunes, 2 de febrero de 2009

AUTORITARIO, NO; LÍDER, SÍ

A lo largo de la historia el concepto de autoridad ha estado rodeado por un aura mágico-religiosa, pues el líder era concebido como ser superior al resto de los miembros del grupo, con atributos especiales que se heredaban o era un don de los dioses. Actualmente quien comanda un equipo requiere de ciertas cualidades para que se cumplan los objetivos, ¿quiere saber cuáles?
Aunque actualmente ya no se considera a estas habilidades como sobrenaturales, si se acepta que los líderes tienden a ser más brillantes, tienen mejor criterio, interactúan más, trabajan bien bajo presión, toman decisiones y el control de la situación, en pocas palabras, se sienten seguros de sí mismos.
No obstante, muchos de ellos defienden a capa y espada lo que han alcanzado y llevan al extremo su posición de dirigentes, modificando paulatinamente su actitud ante el equipo que comandan. Traslademos lo anterior al entorno de la oficina y pensemos en el jefe que toma las decisiones por los demás porque considera que ellos no son capaces de hacerlo, habla mucho y escucha poco, se olvida de la más elemental amabilidad para dirigirse a los otros y disfruta el momento en que levanta la voz para sojuzgar al subordinado.
La explicación a su comportamiento es que, según algunos estudios psicológicos, quien es autoritario tuvo en el pasado alguien que le ordenara a él, tal vez sus padres, profesores u otros niños, y ahora se venga reproduciendo lo que tanto daño le hizo.
Extensión del padreEstudios psicológicos sobre el liderazgo sostienen que buscamos en nuestros líderes la seguridad que nos proporcionó en otro tiempo el símbolo paterno. De manera que si el padre era apreciado como ser perfecto e infalible, reproducimos esta fijación hacia nuestros líderes, considerándolos, por lo tanto, más grandes, inteligentes y capaces que nosotros.
No obstante, conducir a un grupo requiere ciertas cualidades que unificarán a sus integrantes y lo identificarán con ellos, las cuales además distan mucho de la fuerza del autoritarismo. Tome como ejemplo esta comparación: un jefe autoritario inspira temor o inquietud, señala la pena para la infracción, hace penoso el trabajo y se preocupa sólo por el objetivo. En cambio, un verdadero líder obtiene obediencia voluntaria, inspira confianza y despierta entusiasmo, dice "nosotros", señala la infracción, hace que sus hombres encuentren interesante su trabajo, y piensa en el equipo y el objetivo.
Las siguientes son otras cualidades que no debe descuidar el conductor de un equipo o grupo:
Tiene el carácter de miembro, es decir, pertenece al grupo que encabeza, compartiendo con los demás integrantes los patrones culturales y significados que ahí existen.
Distribuye el poder y la responsabilidad entre los que constituyen su grupo.
Es importante dejar claro que si se asume la calidad de líder no es por rasgos individuales únicos, como estatura, aspecto, voz o algún otro, sino por conocimientos y habilidades.
Debe organizar, vigilar, dirigir o simplemente motivar al grupo a determinadas acciones según sea la necesidad que se tenga.
Explica no solamente como deben ser hechas las cosas, sino también para qué, cuando las circunstancias lo ameritan.
No reprende en presencia de otros, excepto cuando la falta ha sido pública.
No grita; las voces altas y los alardes de autoridad indican el miedo que tiene a ser desobedecido.
Después de una reprensión, el jefe debe mantener su conducta habitual hacia el subordinado.
Ejemplo y buena voluntad tienen gran influencia en el mantenimiento de la disciplina.
Aprecia y reconoce el esfuerzo y la superación en el trabajo.
No culpa a otros cuando el error es propio.
Está dispuesto siempre a acudir a sus superiores para defender a sus subordinados cuando fuera necesario.
Cumple sus promesas lo antes posible y no promete lo que no puede dar.
No tiene prejuicios y está siempre predispuesto a oír las explicaciones de otros, procurando comprender sus puntos de vista.
Recuerde que liderar es un arte, que se va desarrollando y practicando a partir de la propia experiencia. Buena suerte.

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