lunes, 5 de enero de 2009

PORNOGRAFÍA VS. EROTISMO, DÉBIL FRONTERA

Especialistas en la materia afirman que en la sexualidad humana cuenta más la intención que la forma en que se manifiesta, pues aunque el acto sexual es básicamente igual, la manera en que se desarrolla, método para realizarlo, así como la creatividad y compromiso de amor para el pleno goce, hacen la diferencia entre pornografía y erotismo.

Entrevistada en su consultorio de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología (Amapsi), en la Ciudad de México, la Dra. Andrea Leonor Lipkin Epstein se inclina por partir de conceptos para entender mejor el comportamiento humano: “El origen etimológico de la palabra pornografía (del griego porne, prostituta y graphe, descripción) justifica la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española: ‘Tratado acerca de la prostitución’. La segunda dice: ‘Carácter obsceno de obras literarias o artísticas’”. Así, el peligro de la confusión consiste en fijar la intangible frontera donde se supone que termina lo artístico y empieza lo prohibido.

“En la actualidad psicólogos debaten para distinguir lo obsceno de lo erótico, para lo cual apelan a la semántica (significado) de cada palabra; de esta forma se debe aceptar que la pornografía es obscena y, por tanto, considerada indecencia sexual, mientras por otro lado el erotismo, definido como amor sensual, puede distinguirse por el hecho de que entre ambos términos existe la ‘muralla’ del sexo exhibido, sin importar que compartan emociones como la pasión o atracción.”

“Como erotismo se lee: 1. Amor sensual. 2. Carácter de lo que excita el dicho sentimiento, y 3. Exaltación de éste último en el arte. Llama la atención la proximidad entre ambos apelativos, con la importante diferencia de que la pornografía se define como obscena, esto es, como algo que no debe aparecer en escena, y está relacionada con la prostitución, mientras su contraparte erótico representa más bien a la celebración de la dimensión física y sensual del amor en toda su amplitud humana.

“Al contrario que con lo obsceno, lo llamado erótico cuenta con veredicto favorable, aunque también es cierto que dicha condición sexual dejó de ser, durante muy poco tiempo, refugio marginado de mentes mórbidas y supuestamente deformes, de seres autocomplacientes e improductivos, para convertirse en gran negocio y pretexo de algunos ‘creativos’ que rebasaron los márgenes legales para ofrecer sus productos sin miramientos al mejor postor.”

Inevitable dependencia
En virtud de su experiencia y conocimientos, la especialista menciona que “el erotismo, como la pornografía, se ocupa de cierto aspecto esencial de la vida humana cuyo origen es, en el fondo, semejante al de las obras adscritas al género de terror o de comedia: el morbo, que en términos artísticos es consecuencia de la curiosidad, es el apartado en el que mejor se identifican ambas manifestaciones sexuales. Así, el género erótico necesita, como cualquier otro, la complicidad entre el supuesto sentido de la obra y los esquemas mentales de quien la interpreta. Por ello, desde que la humanidad concibió simbólico universo en torno a su sexualidad, la función reproductiva pasó a segundo plano, encontrando en el simple acto la manera idónea de conseguir bienestar físico, por lo que el erotismo existe como condición inevitable del hombre”.

La experta en sexología asegura: “Etimológicamente, la palabra pornografía se interpreta como ‘escritura de la prostituta’, pero al paso de los siglos ésta designó de manera imprecisa a toda expresión que pretendiera despertar deseos sexuales. Suele considerársele terreno en el que sólo se mueven las peores y más vergonzosas patologías de una sociedad enferma; sin embargo, por oscuro que parezca este territorio, la gran cantidad de producción de imágenes con contenido sexual muestra que se trata de innegable realidad que se impone a represiones o valoraciones morales e históricas”.

La conclusión de la entrevistada no deja lugar a dudas sobre una de las opciones más aceptadas y, por ende, comunes en la actualidad: “El mejor antídoto contra lo que cada individuo considere incómodo o inapropiado es la educación personal con conocimiento claro del ser humano, tanto de su dignidad total y espíritu, como de su cuerpo. En este sentido, una de las imágenes que más provocan la polémica de pornografía contra erotismo es el desnudo, que se justifica socialmente cuando se le denomina ‘artístico’, lo cual lo libera de toda sospecha de que pornográfico (y, por ende, ‘malo’) para valorarlo como manifestación pura de lo erótico, pero el hecho es que existe, ocurre y queda en la concepción personal, interpretación y uso que se haga del mismo. Ejemplo de ello es lo que ha sucedido en la cinematografía, donde se tiene bien identificado a uno y otro géneros que van del ‘arte erótico’ a lo pornográfico sin que existan conflictos de interpretación”.

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